Láser de Neodimio - Manchas y lentigos solares

Los lentigos solares, seniles o actínicos, consisten en pequeñas máculas (manchas) marrones, bien definidas, situadas en áreas expuestas crónicamente al Sol, especialmente en la cara, el dorso de las manos, la zona alta de la espalda y el escote. Por este motivo también son denominados popularmente “manchas solares” o “manchas de la vejez”.

Aparecen por la acumulación de radiación ultravioleta a lo largo de la vida, e histológicamente se manifiestan como un aumento de la pigmentación de la capa basal de la epidermis, el estrato más superficial de la piel. Puede haber un aumento del número de melanocitos (las células que dan el color a la piel), pero no forman nidos como sí ocurre en los lunares -nevus melanocíticos-. Son lesiones completamente benignas, aunque traducen que esa piel ha sufrido una exposición elevada a la radiación ultravioleta, por lo que su presencia indica un mayor riesgo de sufrir cáncer de piel.

Asimismo es posible observarlos en gente joven, sobre todo en la zona alta de la espalda, agrupados y en un gran número como consecuencia de quemaduras solares agudas durante la infancia o la adolescencia. Este signo clínico es importante de retener, ya que las quemaduras solares agudas en la infancia se relacionan con un aumento del riesgo de sufrir melanoma en un futuro.


¿Qué aspecto tienen los lentigos solares?

Aparecen como manchas marrones muy bien delimitadas, redondas o estrelladas, con piel perfectamente sana alrededor, y de un tamaño muy variable: desde los 1-2mm hasta varios centímetros. Suelen crecer muy lentamente a lo largo de los años, si bien algunas lesiones aparecen de forma súbita, y otras pueden coalescer y formar manchas de mayor tamaño.


¿Cómo se diagnostican los lentigos actínicos?

Habitualmente, el diagnóstico se efectúa visualmente por el/la dermatólogo/a. No obstante, es posible emplear la dermatoscopía, una herramienta que aumenta la precisión diagnóstica.  En ésta, el aspecto de los lentigos consiste en una mancha marrón bien definida, con un débil retículo pigmentado, con pigmentación homogénea o bien con estructuras en huella digital. En caso de duda diagnóstica, es posible practicar una biopsia cutánea, aunque no es frecuente que sea necesaria.



ELIMINACIÓN DE MANCHAS FACIALES CON LÁSER DE NEODIMIO – YAG

Estos tratamientos se realizan con el láser de Neodimio Yag con la tecnología Q-Switched, este es un dispositivo eficaz empleado en Medicina estética para la eliminación de manchas cutáneas que aparecen en la cara, escote o en manos como léntigos, efélides o pecas.

  • Se trata de un procedimiento seguro, indoloro sencillo y eficaz para quitar manchas faciales o corporales.
  • Actúa mediante un procedimiento sencillo de nuestro organismo que reabsorbe las microparticulas de pigmento y las elimina posteriormente a través del sistema linfático mediante su absorción y de esta forma elimina la mancha.
  • En la mayoría de los casos, el tratamiento recomendable se compone de pocas sesiones pudiendo oscilar según el tipo de mancha y su tamaño según su tipo entre 1 a 4 sesiones.

La aplicación del láser en la eliminación de las manchas en la piel ofrece la posibilidad de destruir el exceso de pigmento, sin dejar ningún tipo de cicatriz en la piel. Las manchas desaparecen gradualmente dejando la piel intacta y con un tono uniforme. Estas tras su tratamiento no volverán a aparecer, aunque si no se tiene cuidado con las radiaciones solares (rayos UVA) puede que aparezcan nuevas manchas cutáneas.

Normalmente se precisan de dos a tres sesiones para eliminar una mancha en la piel. Entre cada sesión debe transcurrir un mínimo de cinco semanas.